Es muy común que una pareja, luego de llevar un considerable tiempo en relación, e incluso tras haber pasado un período de convivencia, tome la importante decisión de comprar una vivienda. Es una parte muy alegre para la pajera ya que podrán contar con su propio hogar y disfrutar de ello, pero esto lleva generalmente a que se sea imprudente y, como ha pasado varias veces, se sufra en el futuro.
Tras haber elegido de cuál será la vivienda en la cual se alojarán desde que la compren, se debe analizar cómo se pagará la misma. Es muy común en la actualidad ver que se recurre a financieras que ayuden a cumplir el sueño de la vivienda propia, siempre y cuando se cumpla con los requisitos que cada una tenga.
Pero el problema no inicia allí, sino que se da cuando las personas se encuentran por firmar los papeles del nuevo hogar. Es ahí cuando el notario hace la lectura de la escritura llevada a cabo por la acción de compra-venta. Y si, al notario no se le especifica bien las condiciones mediante las cuales será adquirida la vivienda, el mismo creerá que ambas personas participan de igual manera en la adquisición del bien, algo que no es siempre así ya que suele suceder que una de las partes haga una mayor inversión de capital que la otra.
Aunque sea ver la cuestión con un punto de vista negativo hacia el futuro, la realidad es que ante los derechos matrimoniales si no se especifica en su momento la inversión que realiza cada una de las partes, a la hora de repartir la vivienda le corresponderá en mismos porcentajes a ambos.